Datos personales

Mi foto
Este blog forma parte del proyecto Diario Intimo de una Ficción Verdadera. Se realiza dentro del marco de la materia Redacción Universitaria de la Universidad Autónoma Metropolitana-Azcapotzalco, división de Ciencias Sociales y Humanidades,Departamento de Humanidades bajo la dirección del maestro Sandro Cohen.

lunes, 19 de marzo de 2012

 




Una infidelidad descubierta


Durante esta semana me enteré de muchas cosas. Luis me considera su mejor amiga. Él me cuenta todo. Su relación con Michelle cada día era más intensa. Aunque Michelle no me cuenta nada de lo que pasa con Luis. Yo sé que ella también está entusiasmada con él. Cada vez que veo a Rudy, me pregunta qué puede hacer para que Michelle no sea fría con él. Simplemente no le contesto.


Luis me dijo que le pediría a Michelle que fuera su novia. El miércoles no asistieron a la escuela Michelle y Luis. Supuse que era por lo que me había comentado Luis el día anterior. Rudy me preguntó por Michelle. Le pregunté si aún eran novios, a lo que él respondió con un “eso creo”. Recibí un mensaje de Luis diciéndome que estaba muy feliz porque Michelle había aceptado ser su novia.


Saliendo de clases me disponía a ir sola al banco, para pagar la cuota trimestral. Rudy me alcanzó en la puerta y me preguntó si podía ir conmigo. Le dije que sí. Decidimos ir a Parque Lindavista. Al llegar al banco no había gente. Pagamos y en menos de 15 minutos ya estábamos fuera del banco.


Dimos una vuelta por toda la plaza. Llegamos a los cines. Me preguntó si quería ver una película. Le respondí que sí. Compró dos boletos para ver La Dama de Negro. Al entrar a la sala vimos que estaba casi vacía, pero había una pareja que se estaba besando. Cuando nos dirigíamos a nuestros lugares vimos que esa pareja era Michelle y Luis. Rudy se dio cuenta de lo que Michelle le había hecho así que se enfureció. Le reclamó a Luis, quien se supone que era su mejor amigo, y le soltó un golpe. Inmediatamente Michelle y yo los separamos.


Días después Michelle me preguntó que si yo le había dicho algo a Rudy. Le aclaré que todo había sido una coincidencia. Me di cuenta que ella no me creyó.


La relación que ahora tengo con Rudy es excelente. Luis me cuenta que su noviazgo con Michelle ya no es lo mismo. Michelle me sigue hablando pero yo sé que es pura hipocresía.


Espero que estas dos últimas semanas pasen rápido. Así, ya no tendré que verla en la clase de redacción.

domingo, 11 de marzo de 2012

La visita de Kenji

El lunes recibí una llamada inesperada. Era mi amigo Kenji diciéndome que vendría a México a pasar sus vacaciones. Me emocioné mucho al escucharlo. Tenía cuatro años que no sabia de él. Desde que se regresó a su país natal, China, solo nos podíamos comunicar vía Facebook, correos y en raras ocasiones por teléfono. Le dije que se podía quedar en mi casa.

Fui por él al aeropuerto. Eran las diez de la noche cuando llegó. Salió y me saludó. Me dijo que no venía solo. Miré hacia atrás. Vi que había otra persona. La reconocí de inmediato. Era su hermana Kumiko. La saludé y recodé que la única forma de comunicarnos era a través de Kenji, porque ella solo habla cantonés. La ventaja era que Kenji habla muy bien el inglés y el cantonés, así que lo utilizamos de traductor.

De camino a casa me platicaron de su vuelo. Estaban exhaustos. Después de salir de Zhengzhou con dirección a Japón tuvierón que esperar tres horas porque su vuelo se retrasó. De Japón viajaron a Canadá y de ahí a la Ciudad de México.

Al llegar a mi casa Kenji y Kumiko se quitaron los zapatos y sacarón de sus maletas una especie de pantuflas. Ellos me explicarón que en algunas regiones de su país no acostumbran a andar por toda la casa con zapatos, ya que se podría tomar como una falta de educación. Les expliqué que no era necesario hacer eso en mi casa. Cuando los llevé a sus habitaciones para que durmieran Kumiko hizo un gesto de inconformidad. Kenji me explicó que ellos dormían sobre una colchoneta tapados con una sábana. Así, les di lo que me pidieron y se durmieron.

Al día siguiente preferí no ir a la escuela, para poder llevarlos a conocer la ciudad. El primer punto fue Chapultepec. Quedarón fascinados con el castillo y su historia. De ahí nos fuímos a la torre latinoamericana. Una vez arriba a Kumiko empezó a gritarle a Kenji palabras que yo no entendía. Todos la veían con cara de horror. Una señora me preguntó que si ella estaba enferma. Kenji me dijo que solo era la emoción de ver una ciudad tan vacía. No podía creer que ellos pensaran eso y más a la hora pico. Tal vez es porque en su país hay más gente que aquí.

Ellos estarán 2 semanas más en mi casa y después volverán a Zhengzhou.
Fin de semana acelerado
El pasado fin de semana estuvo muy acelerado. El viernes, saliendo de clases, fui con mis amigos a la frontera. Mi amiga, de la clase de redacción, no puede faltar.
Cuando llegamos todo estaba muy tranquilo. Aun era temprano. La gente comenzó a llegar. Vi a varios compañeros de la clase de redacción. Mi amiga no iba sola. Iba acompañada de su novio. En cuanto él llego pude notar que algunas personas lo vieron. Uno de mis amigos de derecho me pregunto si el acompañante de mi amiga  era al que ella le era infiel.
Después de convivir un rato, el novio de mi amiga dijo que se tenía que ir. Ella no le dijo nada para que se quedara, lo que me pareció muy bien, ya que con su novio presente ella no baila con otras personas.
 
Cuando estábamos solas con nuestros amigos de derecho empezó lo bueno. Al final no supe como paso, pero cuando volví de bailar con un compañero, mi amiga se estaba besando con alguien. Me acerqué y era el mejor amigo de su novio. A las cuatro de la tarde nos salimos, por que ya no se podía bailar e incluso teníamos que esperar mucho tiempo para comprar una cerveza.
Cuando nos fuimos me percaté que mi amiga y el mejor amigo de su novio ya no estaban. A los cinco minutos me marco el novio de mi amiga preguntando por ella. Solo le dije que se le había terminado la batería y que se encontraba bien. Claro no pienso delatar a mi amiga.
El sábado fue un día común y sin nada bueno; sin embargo el domingo fue el día de impuntualidades. Tenía que presentar mi examen de admisión a la UNAM. En mi comprobante de aspirante, decía que la cita era a las dos de la tarde y el examen comenzaba a las tres de la tarde. Yo no leí bien. Pensé que la cita era a las tres y el examen a las cuatro.
Cuando iba en camino para llegar, a mi supuesta cita de las tres de la tarde, leí lo que no había visto y me percaté de mi error. Al llegar a la escuela, por poco no me dejan entrar, pero afortunadamente si me permitieron presentar mi examen. Cuando entre al salón, vi a todos con una cara de estrés y de nerviosismo. Pensé que tal vez yo un año antes estaba en la misma condición. Al salir del aula una chava me pregunto si estaba nerviosa. Yo le respondí que no porque yo ya tenía escuela.