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Este blog forma parte del proyecto Diario Intimo de una Ficción Verdadera. Se realiza dentro del marco de la materia Redacción Universitaria de la Universidad Autónoma Metropolitana-Azcapotzalco, división de Ciencias Sociales y Humanidades,Departamento de Humanidades bajo la dirección del maestro Sandro Cohen.

domingo, 11 de marzo de 2012

La visita de Kenji

El lunes recibí una llamada inesperada. Era mi amigo Kenji diciéndome que vendría a México a pasar sus vacaciones. Me emocioné mucho al escucharlo. Tenía cuatro años que no sabia de él. Desde que se regresó a su país natal, China, solo nos podíamos comunicar vía Facebook, correos y en raras ocasiones por teléfono. Le dije que se podía quedar en mi casa.

Fui por él al aeropuerto. Eran las diez de la noche cuando llegó. Salió y me saludó. Me dijo que no venía solo. Miré hacia atrás. Vi que había otra persona. La reconocí de inmediato. Era su hermana Kumiko. La saludé y recodé que la única forma de comunicarnos era a través de Kenji, porque ella solo habla cantonés. La ventaja era que Kenji habla muy bien el inglés y el cantonés, así que lo utilizamos de traductor.

De camino a casa me platicaron de su vuelo. Estaban exhaustos. Después de salir de Zhengzhou con dirección a Japón tuvierón que esperar tres horas porque su vuelo se retrasó. De Japón viajaron a Canadá y de ahí a la Ciudad de México.

Al llegar a mi casa Kenji y Kumiko se quitaron los zapatos y sacarón de sus maletas una especie de pantuflas. Ellos me explicarón que en algunas regiones de su país no acostumbran a andar por toda la casa con zapatos, ya que se podría tomar como una falta de educación. Les expliqué que no era necesario hacer eso en mi casa. Cuando los llevé a sus habitaciones para que durmieran Kumiko hizo un gesto de inconformidad. Kenji me explicó que ellos dormían sobre una colchoneta tapados con una sábana. Así, les di lo que me pidieron y se durmieron.

Al día siguiente preferí no ir a la escuela, para poder llevarlos a conocer la ciudad. El primer punto fue Chapultepec. Quedarón fascinados con el castillo y su historia. De ahí nos fuímos a la torre latinoamericana. Una vez arriba a Kumiko empezó a gritarle a Kenji palabras que yo no entendía. Todos la veían con cara de horror. Una señora me preguntó que si ella estaba enferma. Kenji me dijo que solo era la emoción de ver una ciudad tan vacía. No podía creer que ellos pensaran eso y más a la hora pico. Tal vez es porque en su país hay más gente que aquí.

Ellos estarán 2 semanas más en mi casa y después volverán a Zhengzhou.

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