Datos personales

Mi foto
Este blog forma parte del proyecto Diario Intimo de una Ficción Verdadera. Se realiza dentro del marco de la materia Redacción Universitaria de la Universidad Autónoma Metropolitana-Azcapotzalco, división de Ciencias Sociales y Humanidades,Departamento de Humanidades bajo la dirección del maestro Sandro Cohen.

martes, 21 de febrero de 2012

Esta semana tuve que mentirles a mis padres, pero no porque yo quisiera. Todo fue culpa de mi hermana. Ella no es muy buena tomando alcohol. El viernes pasado fue cumpleaños de una de sus amigas y asistió a su fiesta, pero a escondidas, ya que no les pidió permiso a mis papás. Yo estaba en casa cuando recibí una llamada, era mi hermana, y trabandose me dijo que si podía decirle a mi mamá que me había ido a conseguir algo al centro, para que ella pudiera llegar a casa y no la regañaran.

Cuando llegó mi mamá le dije lo que mi hermana me había pedido, pero dos horas después mi mamá volvió a preguntar por ella, y solo le dije que tal vez había tráfico. Yo también me preocupé y le volví a marcar a mi hermana. Esta vez solo escuché mucho ruido, pero nunca es la voz de mi hermana, me preocupé y preferí marcar a la casa de su amiga.

Nadie contestaba y yo empecé a preocuparme demasiado. Pasadas tres horas después de la llamada de mi hermana decidí contarle a mi mamá. Al principio me regañó, pero después empezamos a localizar a mi hermana, pasadas cuatro horas de que mi hermana no aparecía, recibimos una llamada, era del jefe de estación del suburbano. Mamá estaba roja del coraje, ya que el jefe de estación le dijo que mi hermana estaba detenida porque llevaba aliento alcohólico. A mi mamá se le hizo absurdo que no la dejaran pasar, le explicaron que era política de ferrocarriles suburbanos. Así que tuvimos que ir por mi hermana hasta Buenavista.

Cuando llegamos busqué a mi hermana con la mirada, la ví, y estaba en una condición espantosa. Estaba viviendo su primera borrachera. Para su mala suerte mi mamá estaba enojadísima, ya que ni siquiera podía caminar bien.

Llegamos a casa y mi hermana se fue a dormir. Al día siguiente se levantó con un dolor que transmitía con la mirada, claro a mí me dio mucha risa. Cuando llego mi papá empezó lo bueno, el regaño. Pobre de mi hermana tenía un dolor tremendo de cabeza y tuvo que soportar los gritos de mi mamá y de mi papá. Al final mi hermana me dijo que no lo volvería a hacer, pero puedo apostar que no durara más de un mes sin beber unas cervezas.



1 comentario: