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Este blog forma parte del proyecto Diario Intimo de una Ficción Verdadera. Se realiza dentro del marco de la materia Redacción Universitaria de la Universidad Autónoma Metropolitana-Azcapotzalco, división de Ciencias Sociales y Humanidades,Departamento de Humanidades bajo la dirección del maestro Sandro Cohen.

domingo, 5 de febrero de 2012


Esta semana se me fue muy rápido. En la UAM Azcapotzalco la mayoría de los que conozco se preocupaban por la huelga, ya que querían saber si tendríamos clases, tareas, trabajos o exposiciones. Finalmente se conjuró la huelga, se estabilizó la tensión del sindicato y las dudas de mis compañeros.


Durante esta semana mis amigos me invitaron a tomar cervezas, pero cuando estábamos todos platicando uno de los que iba estaba tan borracho que me tiró la cerveza encima. Cuando venía de regreso me dio mucha pena.La gente me veía como si yo fuera alcohólica, y eso que a lo mucho tome un vaso. Al llegar a mi casa mi mamá estaba ahí, se dio cuenta de que yo había tomado, y como todas las mamás, me dio una regañiza.


El sábado fui a PERISUR, compré un helado, pero fue el más caro que he comprado ya que me costó $96.50, pensé en cómo la empresa te atrapa con su eslogan de 100 gramos por $19.



También esta semana por fin me dieron los resultados de mi certificación de inglés. Me dijeron que la había obtenido y me ofrecieron un trabajo en la escuela en dónde lo estudié, no creo que lo acepte ya que acabo de entrar a una empresa en donde también uso el inglés.
 

Hoy domingo fui al Campo Militar #1 con mi familia, porque la Secretaría de la Defensa Nacional anunció que estos domingos de febrero se puede andar en bicicleta por todo el campo.Al llegar ahí me perdí y me fuí a una zona en donde no pueden estar los civiles y cuando me di cuenta estaba en la brigada de fusileros paracaidistas.

Los domingos, por lo que me pude percatar, dejan que los militares vistan ropa de civil, y por esa razón un sargento pensó que yo era una estudiante que trataba de salir de la brigada. Traté de explicarle pero no me creyó, mando lamar a un soldado y le dijo que hoy yo hacía guardia por tratar de desertar de mis labores, por más que intenté hablar con el sargento no me escucho. Ya no sabia que hacer para irme. Yo solo había ido al paseo en bicicleta pero terminé reclutada involuntariamente. Por fortuna mis padres se dieron cuenta y fueron a buscarme. Al final el sargento tuvo que disculparse y yo pude irme a casa.

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